La Cuaresma viene a recordarnos la reflexión, el recogimiento en medio del quehacer cotidiano. Jesús siempre sacó espacio para reflexionar y retirarse en silencio y oración a la montaña, dijo el Reverendo Padre José Luis de la Cruz.

Santo Domingo 2022.- La Universidad Católica Santo Domingo (UCSD) celebró con una charla de reflexión el retiro de Cuaresma en el Templo Parroquial Santa María de la Anunciación, con toda la comunidad universitaria.

Este encuentro fue presidido por el Reverendo Padre José Luis de la Cruz quien nos explicó que cada año la Iglesia nos propone este tiempo de Cuaresma para reflexionar, meditar y revisar nuestra vida: “Se nos propone a todos los cristianos seguir el ejemplo de Cristo”.

El padre de la Cruz dijo que la cuaresma: “Es un espacio para reconciliarnos con nosotros mismos, con los demás y con Dios. En este mundo andamos con mucha prisa, desesperados, ansiosos, sin sacar espacio para el silencio y el recogimiento interior. Este tiempo nos invita a hacer un alto en el camino, volver la mirada hacia nosotros, hacia el prójimo y hacia Dios”.

¿Qué es la Cuaresma? Es un período litúrgico de cuarenta días reservado a la preparación de la Pascua de Resurrección. Cuarenta días en alusión a los 40 días del diluvio, los 40 años que pasó el pueblo de Israel en el desierto con Moisés y los 40 días que pasó Jesús en el desierto antes de iniciar su vida pública.

Este es un tiempo de preparación y de conversión para participar en el momento culminante de nuestra liturgia, junto a toda la Iglesia Católica, la Pascua. La cuaresma es una preparación, es como arreglar la casa para la fiesta. A veces nos quedamos solo en los preparativos y no disfrutamos la fiesta.

El Reverendo Padre José Luis de la Cruz citó tres elementos importantes: La oración, el ayuno y la limosna (caridad).

La oración: Es un espacio de recogimiento, diálogo, encuentro con Dios. En la vida de todo cristiano es esencial orar, fortalece nuestras vidas de fe, nos lleva a confiar plenamente en Cristo.

“La oración nos acerca a Dios y nos recuerda que no estamos solos. Que Dios camina junto a nosotros; en los momentos de dificultad nos ayuda a encontrar fuerza en Dios”.

El Ayuno: El ayuno es el sacrificio que debemos hacer, las privaciones que nos imponemos. Por ejemplo, en Cuaresma muchas personas no comen carne determinados días, otros se dejan crecer el pelo, no se afeitan, se proponen no decir mentiras, etc. Muchísimas formas de hacer penitencia. El ayuno verdadero debe llevarme a ser mejor y cambiar aquellas actitudes que no están bien en mi vida.

“Todos esos signos externos están bien, pero cambian mi vida interior son solo acciones, el dejar de comer durante un día o más se vuelve una dieta, el no recortarme ni ir al salón, se vuelve descuido. Lo digo, porque si por ejemplo me propongo, hoy haré ayuno, pero al final del día me prepararé un banquete, no comeré carne, pero me comeré un buen filete de pescado. No hay mucho sacrificio”. 

La limosna (Caridad): La Cuaresma nos invita a ser generosos con el que nos necesita, aquí entra lo de renunciar a nosotros mismos, para servir a los demás, eso implica renunciar muchas veces a nuestros planes y comodidades para servir a alguien que nos necesita.

“Nos enseña a ser desprendidos, no solo pensarlo en clave de dinero, sino también, en el sentido de apoyar al otro, a veces hay quienes solo necesitan de nosotros un poco de tiempo para ser escuchados, porque se sienten tristes y solos, un poco de cercanía y buen trato, una llamada, una visita, unas palabritas de ánimo, de confianza, un poco de interés, un poco de escucha activa, hay quienes solo necesitan desahogarse, solo nos piden un poco de lealtad, de fidelidad, de amabilidad, de acogida”.

La conversión: Vivir de manera auténtica estos elementos nos ayuda a vivir una conversión real en nuestra vida. La conversión implica cambio. Convertirse es reconciliarse con Dios, apartarse del mal, para establecer la amistad con el Creador. El interés fundamental nuestro debe ser convertirnos y acercarnos a Dios.

Finalmente, el Reverendo Padre José Luis de la Cruz dijo que el Papa Francisco propone, que “en este tiempo de conversión renovemos nuestra fe, saciemos nuestra sed con el “agua viva” de la esperanza y recibamos con el corazón abierto el amor de Dios que nos convierte en hermanos y hermanas en Cristo”.

En este tiempo debemos vivir la Fe, que nos llama a acoger la Verdad y a ser testigos, ante Dios y ante nuestros hermanos y hermanas. La Esperanza, como “agua viva” que nos permite continuar nuestro camino.